Descenso para iniciarse en el mundillo de las aguas vivas. También llamado Ara Superior. La realidad poco tiene que ver con la reseña que aparece en el, por otra parte imprescindible, libro de Fernando Biarge "ARAGON GARGANTAS Y BARRANCOS 2. PIRINEO CENTRAL".
El acceso se realiza desde San Nicolás de Bujaruelo recorriendo la pista de Ordiso hasta el Salto del Pich.
Enseguida uno se da cuenta de que eso no es un barranco, es un río. No tiene desniveles importantes, el cauce es relativamente ancho y se oye mucho el agua, mucho. Nada más entrar, un pasamanos a la izquierda permite evitar dos marmitas con rebufo. Mejor saltar directamente a la segunda (10m) sin ningún problema.
A continuación aparece un tobogán bastante apetecible, porque baja tanta agua que no parece que vayas a tocar la roca. Mientras mis compañeros destrepan por la derecha, yo me quito la mochila y me lanzo a por él. La recepción es limpia y profunda, noto cómo el chorro te hunde bastante, pero doy una patada en la pared y salgo muy rápido. Me hubiera gustado repetir.
Antes de continuar, he decir que hice el descenso sin arnés porque tenía en mente la reseña de Biarge y pensaba que sólo estaba el pasamanos inicial. No me hizo falta rapelar puesto que todo se podía saltar, pero si lo tuviera que hacer otra vez, sí me pondría el arnés porque hay muchos pasamanos. Ése es otro detalle que me chocó, no pensaba que estuviera tan equipado. Y también me hace pensar hacia dónde nos dirigimos en esto del barranquismo; cada vez nos encontramos con más rápeles fuera de la cascada, más pasamanos,...¿Qué pasa? ¿Vamos a descender un barranco para nadar de badina en badina, pero no mojarnos mientras rapelamos? ¿O sólo se trata de decir que lo hemos descendido, da igual cómo? Sí, ya sé que puedes obviar el pasamanos y hacerlo a tu manera, pero creo que no es lo mismo que si no estuviera.
Tras varios resaltes, se llega a 2 marmitas (que no recuerdo muy bien, la verdad) y un rápel de 8m que también se puede saltar, justo debajo del puente colgante. Después de otra larga caminata, la garganta se estrecha y aparece un nuevo pasamanos a la derecha seguido de otro transversal. Éste te permite situarte en el centro de un bloque empotrado desde el que se salta (6m) a la estrecha badina. Se salta hacia delante para evitar el rebufo, cómo no.
Luego otra badina a la que saltar, aunque con más cuidado porque un inmenso tronco (más de 20m) colocado longitudinalmente te obliga a saltar hacia delante más de lo habitual. Y, por último, un rápel de 10m que se puede quedar en 6 para luego saltar 4. Yo preferí saltar desde el bloque empotrado, aunque hay que apuntar bien. Llegas nadando al puente de Oncíns, donde puedes acabar en el anzuelo de algún pescador.
Me decepcionó un poco este descenso, tanta equipación le quita nivel de dificultad y, en mi opinión, tampoco es muy estético. Sin embargo, la desembocadura del Otal es impresionante, sólo por ver eso ya merece la pena hacer el descenso, pues es la única manera de poder verlo.
Por cierto, el descenso nos costó unas 4 horas.
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