Tras pasar la noche en el refugio de Forni, desayunamos abundantemente antes de prepararnos todas las cosas para iniciar la travesía hacia el Branca. Mi pequeña excursión de la tarde anterior del Forni al Branca, en lugar de agilizar la marcha, hizo que confundiera al grupo y llegáramos a la Malga dei Forni en lugar de al refugio (tuve un lapsus en la relación espacio/tiempo). Total, que entre llegar al Branca, dejar las cosas y prepararnos para subir a la P. San Matteo, ya eran las 12:00.
Preparándonos en el Forni
Desvío al Branca
Empezamos bajando hacia el lago di Rosole, continuando con un pequeño sube-baja hasta llegar a la vertiente este de l'Isola Persa. En ese punto, empezamos a plantearnos una hora límite para volver al refugio, ya que las nubes van ganando terreno al sol. Ante la disparidad de criterios, decido ir hacia adelante para intentar hacer cima a las 16:00.
Bajando del Branca
Cara norte de la P. San Matteo
Vemos numerosos grupos que descienden de la cima disfrutando a tope de la buena nieve. Sigo subiendo contorneando esa isla rocosa hacia el sur hasta poder girar hacia el oeste justo enfrente del muro de hielo que asoma del glaciar.
Puro hielo glaciar
En ese punto, donde la pendiente se empina más, baja el último grupo que había subido. Hacen una parada a unas decenas de metros de mí y les oigo hablar en español. Pero hay una voz que me resulta muy familiar:"¿Pablo?". Sí, es Pablo, el que siempre anda subiendo a Gallinero antes de que abran las pistas y con el que en tantas ocasiones me he encontrado en Cerler. Ya es casualidad que nos volvamos a encontrar en mitad de una pala a tantos kms de casa, aunque lo cierto es que a veces ocurre en estas fechas en que los españoles invadimos los Alpes. Se acercan a mi posición y durante 10' comentamos la subida y los planes para estos días. Me dicen que no han subido porque no lo veían claro (tema huella borrada y alguna grieta), pero como tengo tiempo y me siento con ganas, continúo.
Afloramiento del hielo. Un poco más arriba había un paso seguro.
No sin alguna dificultad, encuentro un paso de nieve en un afloramiento del hielo glaciar que me permite llegar al plateau entre la Punta San Mateo y el Monte Giumella. Este último parece cerca y tiene una silueta atractiva, pero se está haciendo tarde y la visibilidad está empeorando a ratos.
Monte Giumella
Tras un nuevo giro a la derecha (oeste), llego cerca de una antecima donde tomo la arista final, hasta llegar a la cruz en la cima (3.678m a las 16:15) con las tablas puestas, sin ninguna dificultad. En ese momento tengo la suerte de que se despeje el cielo y puedo contemplar las vistas, sorprendiéndome la fuerta caída que tiene este pico hacia el noroeste. Tras contactar con mis compañeros, que ya están en el refugio, comienzo el descenso.
Cruz en la cima. Al fondo, la Pedranzini y el Tresero.
La primera parte tiene la nieve dura y hay mala visibilidad (no se ve el relieve), por lo que necesito mirar el gps para encontrar el paso clave que me lleva por la huella de subida, y así no dirigirme directamente hacia la muralla de hielo. Tras encontrar la huella, la nieve mejora y cada vez se puede esquiar mejor, a pesar de que está todo lleno de huellas de bajada con enormes surcos. Tras buscar un poco, consigo enlazar 3 bajadas por nieve casi intacta y de muy buena calidad, dejándome un buen sabor de boca. Poco después toca volver a poner focas para subir hasta el refugio.
Itinerario recién nevado visto desde el Cevedale
Mapa con el itinerario
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