Baciás 09/01/2010

La previsión meteorológica del día no animaba para nada a hacer travesía, pero las ganas podían más que el mal tiempo. El plan era hacer el Bisaurín, y hacia el refugio de Lizara nos dirigimos 4 intrépidos sin madrugar mucho, por eso de esperar a que calentara el sol. Sin embargo, conforme nos acercábamos veíamos peor el panorama; el fuerte viento levantaba la nieve y reducía la visibilidad y, con ello, nuestras ganas de hacer nada. Para rematar, ni siquiera pudimos llegar al refugio pues la carretera estaba helada y había que poner cadenas. Así que de vuelta a Biescas a hacer nuevos planes.

De camino veíamos que el panorama no cambiaba y que la gente marchaba de las pistas sin esquiar. No obstante, no me resignaba y estaba dispuesto a aferrarme a la menor noticia positiva para hacer un nuevo intento. Así que cuando conocí que en Panticosa la cosa no estaba tan mal, decidí ir a hacer el Baciás. Y por fin no iba a ser el único loco y Julio se apuntaba al plan.

-8ºC a la llegada al balneario de Panticosa. La visibilidad, sin ser buena, era mejor de lo esperada y, lo mejor de todo, apenas soplaba el viento. A las 13:38 empezábamos a foquear remontando las escaleras de la fuente de San Agustín. Sí, era un poco tarde para empezar, pero tampoco nos planteábamos llegar a un sitio concreto, sino el ir haciendo hasta un horario prudencial, por ejemplo las 16:30 con margen para llegar a las 18:00 al coche.

Foqueando por el bosque

En el primer tramo, de bosque, abunda la nieve y se progresa más o menos rápido ya que la pendiente no es suave, a pesar de tener que trazar entre los árboles y las rocas. Subimos siguiendo, más o menos, el trazado del GR-11 hasta cuando se acerca al barranco del Brazato, que se empina demasiado, y entonces decidimos ir por el mismo barranco (al lado). A los 2060m dejamos el barranco y giramos hacia un collado que nos lleva a los ibones Altos del Brazato. Aquí la nieve ya cambia ostensiblemente, pasando a ser intervalos de costra y dura, que hace las medias laderas más duras de lo habitual. Casi toda la subida estamos resguardados del viento, pero el frío es muy intenso y empezamos a sentir molestias en los dedos de las manos.

Negociando los cambios de nieve en las medias laderas
Llegando a los ibones Altos del Brazato
Cristal

Rodeamos los ibones altos por la derecha (sur) y volvemos a seguir el GR-11 hasta el Cuello Alto del Brazato. Para entonces el cielo está casi totalmente despejado, aunque sopla bastante el viento. Antes de llegar al collado, Julio me da permiso para intentar hacer pico, a pesar de que son las 16:37 y ya estamos fuera de horario. Allá me lanzo, a buen ritmo hasta que empiezan a aparecer las placas de hielo (no nieve dura). Me pongo como límite para lograr el objetivo las 17:00, porque más allá conllevaría regresar de noche. Conforme voy subiendo va apareciendo más hielo y menos nieve, así que a las 17:02 decido poner fin a la aventura, a 2697m de altitud (63 por debajo de la cima).

Macizo del Vignemale
Cara norte del Baciás desde el collado

Con las tablas, esculpo un pequeño rellano para poder quitar focas y prepararme para el descenso. Lo precario de la situación y el viento hacen que pierda más tiempo del habitual, y hasta las 17:15 no salgo a encontrarme con Julio que me espera en el collado. Bajamos alternando nieve costra, nieve dura y algo de polvo. No esta mal comparado con la costra más profunda que nos encontramos más abajo. A las 18:05, con poca luz, ya estamos en la parte superior del bosque, negociando los pinos hasta llegar al sendero que nos devuelve al balneario. Llegamos al coche a las 18:29, ya de noche a -9ºC.

Llegando al balneario

Ya regresando en el coche, empiezo a sentir un dolor en los dedos de las manos, cada vez más intenso, a ratos insoportable. Al final ha resultado que he tenido principios de congelación. Julio en algún dedo de los pies también.



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