El frente que dejó nieve y viento durante la pasada Cincomarzada, frustró las ilusiones de unos pocos que veíamos en la temporada actual la oportunidad ideal para hacer una travesía de la que nos habían hablado muy bien : Oza – Linza – Oza. Cuando me enteré de que se estaba preparando un fin de semana de esquí de travesía en Linza, busqué compañía para hacer la travesía pero, por una razones u otras, no logré encontrar a nadie. El plan para el sábado era subir al Chinebral de Gamueta, mientras que el domingo le tocaría el turno al Petrechema. No era mal plan, pero aún mantenía la ilusión de poder hacer la travesía. Así que, tras estudiar minuciosamente el mapa de la zona y buscar reseñas en Internet, decidí que iba a hacer la travesía, aunque fuera en solitario.
- el mismo sábado, madrugando un poco, dejaría el coche en Oza y me reuniría con el grupo en la misma cima del Chinebral, y pernoctaría con todos en Linza.
- el domingo, subiría con el grupo al Petrechema y retornaría a Oza mientras el grupo regresaba a Linza.
En cuanto al trazado, para la ida partiría desde la carretera a Selva de Oza (hasta donde la nieve me lo permitiera), tendría que foquear por la pista hasta la cabaña de
Para el regreso, lo que nos habían comentado y que se puede encontrar en Internet era, una vez en el Petrechema, descender por las empinadas palas de su cara sur hasta el collado (Petrechema) y realizar un flanqueo por el Este del Sobarcar hacia el Puerto de Acherito, donde cogería el barranco Ferrerías que, más tarde al confluir con otros barrancos, se convierte en el de Acherito, que termina en la cabaña de
La noche anterior me dejo preparada la mochila y me pongo el despertador a las 05:30, hora a la que me despierto. Entre unas cosas y otras, consigo salir de Zaragoza (4º cinturón) a las 06:00, cumpliendo el horario previsto. El viaje transcurre sin incidentes y consigo llegar hasta el antiguo camping de Selva de Oza, donde la carretera/pista ya está cortada por la nieve. Empiezo a foquear camino de la cabaña de
Así estaba la pista en el camping.
Cuando llego al puente, veo que hay menos nieve de la que me esperaba, y que igual me toca portear. En lugar de seguir el itinerario previsto, comienzo la subida un poco más a la izquierda, ya que hay más nieve.Voy ganando altura buscando desesperadamente la nieve, a veces sin poder evitar descalzarme algún pequeño tramo. A partir de la cota 1.355m, ya consigo tener continuidad, salvo un par de pequeños tramos de 1-2m de pasto. A esa altura y hasta los 1.600-1.700m, el sol hace que la nieve no se mantenga firme bajo las tablas, y la progresión requiere más esfuerzo por mi parte. Me planto justo debajo del Chipeta Alto y viéndolo tan cerca del collado, me entran ganas de subirlo, pero demoro la decisión hasta que llegue al collado. Hasta la última pala, la pendiente había sido suave, incluso con alguna bajada debido a lo irregular del terreno; únicamente al final se empina un poco más.
Vista panorámica de la cresta. A la izquierda, el Chipeta Alto.
Mientras voy ascendiendo, voy fijándome en el itinerario de regreso, y no me gusta nada porque veo que tiende a meterse dentro del barranco, donde la escasez de nieve lo haría impracticable para el esquí.
Barranco de Ferrerías, con el Petrechema al fondo.
Una vez terminado, giro hacia el norte y me meto de lleno en la pala oeste que sube al Petraficha. Estando ya muy cerca del pico, llegando a la cresta, no le veo mucho sentido subir esos 20-30m y no lo hago. Una vez en el cordal, voy recorriendo los picos, incluido el Quimboa Alto (2.196m). Desde allí, contacto por primera vez con el grupo que sube al Chinebral. Y me como un kitkat.
Cornisas en el entorno del Quimboa.
Quito focas y bajo por la pala norte del Quimboa. La nieve está dura pero agarra bastante bien, disfruto esquiando. Voy parando de vez en cuando para determinar el punto en el que volveré a poner focas y el trazado de subida al Chinebral. Ante la duda de lo que me puedo encontrar, elijo un itinerario que me exige bajar hasta un poco más de los 1.800m. Una vez allí, pongo las focas y comienzo a subir, pero están tan mojadas (por ambas caras) que una de ellas termina por soltarse, así que paro para intentar solucionarlo. Como no le veo solución, saco las focas de repuesto: son rectas, estrechas, largas, viejas, algo rotas y les falta pelo, pero están secas y se pegan bien. Ya colocadas, reemprendo la subida, ya sin contratiempos, hasta una punta en la arista del Chinebral donde me espera el grupo. Después de la paliza que me estoy pegando, pienso que sería una faena no subir al Chinebral, pero cuando estoy a punto de reunirme con ellos, veo como algunos reanudan la subida hacia el pico (“¡Bien!”, pienso en mi interior). Cuando llego a su altura, tras descansar un poco y hablar con Pedro, me uno a los que están ya subiendo, alcanzando la cima en pocos minutos.
Durante la cena aparecen Miguel y Marisa, que también van en travesía desde Oza como yo, y quedamos que volveremos juntos desde el Petrechema hasta Oza.
Tras una noche atípica sin incidentes (léase ronquidos), nos levantamos a las 07:00 para prepararnos el material antes del desayuno de las 07:30. Tras el desayuno y los últimos preparativos, nos juntamos en la salida del refugio con las focas (y algunos hasta con las cuchillas) puestas y dispuestas para subir al Petrechema, un grupo de unas 23 personas (no sé si alguien se molestó en contarnos). Bueno, no nos juntamos todos porque algunos “cagaprisas” salieron antes y otros “pachorras” lo hicieron después...pero como ya nos vamos conociendo, tampoco nos sorprendemos.
Así vamos hasta que llegamos a la base del pico, donde la subida por la arista oeste nos hace volver a todos a la cruda realidad. Una conversación anterior y el ver la cima tan cerca, me despierta el hambre, me entran muchas ganas de comer, así que incremento un poco el ritmo para llegar cuanto antes arriba y poder dar buena cuenta de los atípicos sándwiches que inexplicablemente llevo en la mochila. Llego a las 12:06.
La cima parece la plaza de los cañones de El Corte Inglés un sábado por la tarde, sólo que no son adolescentes precisamente los que allí se dan cita. Además de nuestro gran grupo, hay otros que también han subido con esquís y con raquetas/crampones. Tras devorar los sándwiches, investigamos el itinerario que deberemos tomar para regresar a Oza. Primero hay que identificar el collado correcto, pues existen dos. En el mapa de Alpina sólo aparece el de Petrechema, pero en el que lleva Julio aparece también el de Sobarcal. Al final, concluimos que el más cercano ( y más bajo) es del de Petrechema, y el más lejano (y alto) es el de Sobarcal, siendo este pico el que queda enmedio de ambos. Lo cierto es que el de Sobarcal tiene mejor pinta, aunque habría que foquear más de 100m desde el de Petrechema, pero nadie ha oído hablar de un itinerario por él, así que decidimos ir sobre seguro, sobre lo que ya han hecho otros Y, aunque no se ve, se intuye la ubicación del Puerto de Acherito.
Tal y como vi el día anterior en la subida al collado de Petraficha, no tiene buena pinta. Tras cruzar algún barranco y liberar la talonera para patinar con más facilidad, llegamos a un punto (cota 1.565m) en el que yo no veo claro intentar mantener la altura para llegar esquiando hasta abajo. Ahí decidimos separarnos y, mientras ellos siguen con su idea de esquiar, yo me lanzo hacia abajo, esquiando hasta el barranco y, una vez allí, ver qué posibilidades hay y, si hay que portear, pues a ello. Después de un buen rato sin esquiar una buena pendiente, esa pequeña bajada me sabe a gloria, porque además la nieve, sin estar tan bien como más arriba, se esquía bastante bien.
Al llegar a la pista, me calzo las tablas y, con la talonera suelta, voy deslizándome, patinando y remando, hasta llegar al coche a las 15:50.
¿Qué opinión me merece esta travesía? Está bien, aunque con matices.
- Hace falta mucha nieve. A pesar de ser éste un buen año, en la vertiente de Oza falta nieve, sobre todo para poder bajar. Pero si hay tanta nieve, es posible que haya que dejar el coche muy abajo, con lo cual el foqueo por la carretera puede ser excesivo.
- La primera parte de la subida al Petrechema, es una media ladera poco gratificante, si bien es cierto que la arista final y las vistan lo compensan.
- El flanqueo desde el collado Petrechema hasta el Puerto de Acherito se me hizo más corto de lo previsto, y pasar por debajo de las Agujas de Ansabere fue de lo mejor de la travesía.
- El primer día, subiendo al Quimboa y al Chinebral, es una etapa muy completa: un collado, dos picos, una buena bajada corta y una bajada larga, buena al principio y un poco más sosa al final.
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