Remuñé 07/03/2009

Subida con esquís de travesía al Portal de Remuñé (valle de Benasque), como preparación para la travesía de Semana Santa.

Tras un jueves de nevadas intensas y un viernes con fuerte viento del norte, el sábado amaneció casi totalmente despejado y con mucho menos viento, que sólo se mantenía fuerte en cotas altas. Así que dejando unas horas de margen para que la nieve no supusiera un contratiempo en la carretera, llegué hasta el desvío a los Llanos del Hospital sobre las 10:00, donde dejé el coche y me puse en marcha.

Para acceder al valle de Remuñé, es necesario remontar la carretera A-139 durante algo más de 1 km, hasta llegar casi a su final. Con la nieve caída y el posterior viento, toda la carretera es un enorme ventisquero con varios metros de espesor, lo que supone un buen foqueo de calentamiento.

Tras cruzar el barranco de Remuñé, a unos 500 m, llegamos a la entrada del valle (1.785 m).


Así se veían los Llanos del Hospital.


El inicio de la ascensión es prometedor. Está todo cubierto por un precioso manto blanco inmaculado, da pena rayarlo con las tablas; además, la suave pendiente te adentra en un bosque de abetos que le da mucho encanto (1.850 m).


Al fondo ya se puede ver el Portal (2.831 m) y la Forca (2.945 m) de Remuñé envueltos en ese viento que se puede apreciar en la foto. En este punto (1.910 m), el viento es más flojo y se agradece, porque los zuecos de más de 10 cms de espesor que se forman en este tramo de subida hacen sudar de lo lindo.


A 2.040 m, el barranco se estrecha y es necesario remontar por la derecha.


Luego se vuelve a abrir y podemos retomar el trazado por el barranco mismo, aunque con precaución en el paso que se ve en la foto en caso de que la ladera estuviera muy cargada (no era el caso). Si así fuera, habría que subir por la izquierda.



Una vez pasado ese tramo, el barranco se vuelve a abrir y ya podemos ver más cerca nuestro destino, aunque sigue soplando fuerte el viento allá arriba.


A 2.450 m, una vez pasados los ibones invisibles por la nieve, se llega a un pequeño promontorio donde se puede ver el circo coronado por la arista de Remuñé y los picos Tusse de Remuñé, Rabadá, Navarro y, por último asomando por la derecha, la impresionante mole del Maupás.


Durante toda la subida no hice ni una vuelta maría ni utilicé las alzas, aunque en la foto parezca lo contrario (2.570 m). Con esto quiero decir que la pendiente nunca fue muy pronunciada, no era exigente y permitía escoger trazados asequibles.


Por fin, tras 4 horas de subida y 1.150 m de desnivel, llegué a la Forca de Remuñé, mirador incomparable del circo de Literola: desde el Perdiguero a la izquierda, hasta los Crabioules a la derecha.


Al otro lado, hacia el Este, las Maladetas.


Tras solventar un problema con la fijación (algo que se está convirtiendo en habitual, lamentablemente), inicio la bajada. La nieve está venteada, con zonas muy buenas, pero otras con costra que te dan algún susto inesperado. Pero en general, en la parte alta, la nieve está para disfrutar, a pesar del molesto viento de cara. En la foto, puede apreciarse cómo ya no está la huella de subida, y es que el viento la tapaba a los pocos minutos.


Terminada la parte alta, nos metemos de lleno en el barranco, donde la nieve está un poco más cambiante, pero aún se disfruta.


Y nos metemos un poco más...lástima de la poca pendiente.


Ya cerca de la carretera, volvemos a adentrarnos en el bosque, donde es una gozada esquiar entre los abetos. La nieve ya empezaba a estar un poco pesada.


Ahora sólo queda retornar al coche por la carretera, que parece otro barranquillo.


Nó sé de qué peligro alerta la señal, pero sé que está en el arcén derecho.


Y eso es todo. Siento la calidad de las fotos, pero son de un móvil a 1.3 Mpixels.



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